la esperanza no es buena
digo aplastando la colilla
contra el cenicero lleno.
los años de pastillas
temblándome en las manos
la ceguera siempre puntual
como el espanto y la lluvia
que se empeña en esconder a los pájaros
con los que charlo de mis delirios.
aunque afile la vista
la noche cayó pareja
como una sentencia.
y bajo el agua hay una huella
que nunca conduce a casa.