martes, 3 de enero de 2017

usnavi

treinta y cinco horas
en un colectivo
sembrado de soldados
con sus bolsos verdes
y sus botas al tono.

treinta y cinco horas
buscando sin caso
la posición adecuada
para echar una siesta,
o leer un poco,
lo que sea con tal
de matar algo
de tiempo.

clayton, a lo mucho
diecinueve años, dijo
que el entrenamiento
es igual a como se ve
en las películas.
a veces incluso peor,
con un sargento
rompehuevos
que grita
a centímetros
de tu cara:

no servís para nada
andate a tu casa,
no pertenecés acá
y así sucesivamente
durante cada uno
de los ejercicios
de aptitud física.

todo lo contaba
mientras escupía
saliva con pasta
de tabaco
por el costado
de su boca rubia.

cuando finalmente
llegamos a destino
dejó de llover
como por arte
de magia.

no que crea
de golpe
que el clima
tenga algo que ver
con mi historia,
pero vaya
mi agradecimiento
a quien le quepa
el sayo.