lo perdemos nosotros,
me dije mientras apagaba
la tele post partido.
de toque pensé
en esos que dicen
no entiendo
qué tenés que ver
con los veintidós
millonarios que juegan
y otras refutaciones
de la misma clase.
como si el ánimo
debiera modificarse
nomás ante las Cosas
Trascendentes,
como estar
con la emoción
a dieta, cortando
en centésimos
la pena
y la sonrisa.
después
lo aplasté todo
con una cerveza
helada.
derrota o no,
tampoco es cuestión
de entregarse manso
a esa tristeza
que crece a veces
en los bordes
del domingo.