pistas
en la trastienda
del lenguaje,
al borde
de la madre
de todas
las revelaciones.
huelo
las señales
en el aire
como un perro
de caza, o un
ciego en busca
de un restaurante.
la aventura va
a terminar anegada
de ambulancias,
pero yo no lo sé.
voy a lo mío
con dedicación
plena
y no es
que florezca
el delirio,
es la realidad,
que resulta
insuficiente.
***
al mal tiempo,
casa grande,
dice el mundo.
ahí donde gritan
los locos
atados a sus camas
y las enfermeras
tienen cara
de grupo de tareas,
donde doctor
o policía
son una misma
cosa
y las puertas
sólo se abren
desde afuera.
ahí me despulgan
el cerebro
hasta quedar
como ahora:
roto
pero de pie.