hace unos meses
me reencontré
con jonathan.
con él compartí
la pieza el año
que fui pupilo
en el colegio
inglés de quilmes.
fue como volver
a verse con un familiar
que estuvo afuera
muchos años, ponele
quince.
me acuerdo
que esa noche
no tuvimos luz
en casa y también
que un taxi se metió
enterito en el kiosco
de comprar escabio
justo en la esquina
de casa, donde lou
había estado tres
minutos antes.
digo: fue
una noche cargada,
difícil de olvidar.
yo me saqué enseguida
las ganas de pedirle
disculpas al quía
por haber sido
bastante choto:
en aquel pasado
común, él pasó
una fea y yo
ni noticias, anduve
del todo ausente.
sin perder
ni un poco la sonrisa,
jonathan contestó
que no había nada
que disculpar.
así,
como si nos hubiéramos
visto el día anterior,
o todos los días
desde la secundaria
en adelante.
hoy el loco
está cumpliendo
treinta y dos años
y calculo yo
que mas o menos
quince de baterista.
vayan estas líneas
y el abrazo más cerrado
del que soy capaz
como saludo, junto
a la promesa de chocar
los vasos y hacer pronto
un poquito de quilombo.