tener para siempre
la duda ahí metida,
como un pedazo
de vidrio
en la lengua:
¿es conmigo?
¿o es sólo
la química
torcida del
cerebro?
dormir
con un ojo
abierto
y medio cuerpo
en guardia.
que me disculpe
william b.,
pero hablar
no es nomás
mentir,
sino también
andar engañado.