me acuerdo que al acariciarte
resultaba fácil creer en el amor.
como ejercicio, pero también
como manera de ponerse a resguardo.
la única forma
de vadear esta cadena
de malos entendidos
pensaba.
tardes enteras
con las piernas enredadas
sin rumiaciones
el cuerpo suelto, disponible.
hoy cada vez que entro a mi cuarto
el frío me sacude las creencias
me miro temblar las manos
como en una película.
hay que amar la falta
el punto de inicio:
no para salvarse;
para abrir los ojos
durante la caída.