tomé tres pastillas
para conquistar el sueño
pero no hay caso: tengo
un nudo en la garganta
que debe deshacerse.
entonces escribo a ciegas
con las luces apagadas
mientras todxs duermen
y el segundero del reloj
hace un ruido molesto.
mañana no marcho
por miedo a cruzarme con vos:
es el primer veinticuatro
de marzo desde que nosotrxs
dejó de ser una palabra especial.
pienso en tus piernas, en la temporada
de vestidos, retazos de un pasado
que ya no debo atender. pienso
en tu casa y en el perro del vecino
que aullaba mientras tratábamos
de dormir.
un poco me siento como ese perro,
vaciando la pena desde la panza.
no sé explicarlo mejor, pero
somos hermanos el perro y yo
fragmentos de una misma rama partida
testigos de todo lo que ya no brota.