el cheto que sirve es el cheto preso
o por lo menos, en silencio.
en la fantasía para que sueñe
que mercado y libertad
es decidir entre el sartén
y la hornalla.
es política, pascual.
porque, al final, lo del hombre nuevo
era un cuento, otra espera.
en realidad, esto no es importante.
si le pifio ayudenmé: lo insalvable
es la omisión.
eso: hay un incendio. pero nunca la chance
de elegir qué lado de las llamas te toca.
después está la mano invisible,
la teoría del derrame,
toda esa musiquita para que escabien
los gordos del rugby, que lloran
con el himno pero igual fugan la guita.
formación reactiva, ruido y silencio
cuidando un cero a cero flaquísimo.
sálvame Juan Perón
de ese milagro berreta donde los patrones
hacen que reparten. sálvame de los donativos
a unicef, de las colectas de juan carr.
dice ángel comizzo:
"los miro y no los entiendo, pobrecitos."
hay visión de mundo ahí; no es joda.
es decir al amigo todo, al enemigo ni justicia.
¿y justo ahí suena la alarma de las formas?
¿al final nadie tiene tierra debajo de las uñas?
el problema nunca fue la confusión
o la distancia entre el objeto y la palabra.
no jode la emoción
el corazón para discernir el mundo material.
hay un relato y lo escriben los que ganan.
después es todo repetir como loros.
ah, los modos: sin chori, sin micros, de a pie
la versión stevia de viva el cáncer.
al final, la raya en el suelo
divide a los que hacemos el guiso
de los que citan el hambre a panza llena.