tutu
me dijo
que nos
tomemos
un tiempo,
que mejor
no hablar
por unos
días.
a veces,
la diferencia
entre los curados
y el resto
se manifiesta
en cierto
silencio
frío como una
mesa de morgue.
hoy colombia
se comió
sendo pesto
con japón:
podría fingir
felicidad,
pero ni eso.
entonces pongo
el último concierto
del bocha: universidad
de la matanza, con
el vuelto.
y lloro.
no sé porqué.
mentiría si
dijera que
es por vos.
en remolinos,
la cabeza va
poblándose
de muertos,
de casas
ahora llenas
de turistas.
lloro
las piernas
del diego
en el noventa
y cuatro,
el penal
de messi,
las ocho
putas cuadras
de siempre.
como si alguien
me hubiera apretado
un botón, o abierto
una canilla adentro.
como un acto
reflejo que
tiende al cero
sin tocarlo
jamás.