vivan
las lenguas
laboriosas,
las manos
amigas,
viva
lo crudo de
palabra,
la fantasía
y quebrarle
la cintura
a la enfermedad
con un enganche
imposible.
vivan
los dealers
puntuales, los
bares siempre
abiertos, la
siesta, el mate
a la mañana.
viva hacer
y arruinarlo
y volver a hacer
y volver a joderla,
como una meditación,
un ejercicio de la
conciencia. vivan
los abrazos.
porque
nos quieren
solos y tristes.
pero en casa
no se arrodilla
nadie.