en la punta de la mesa
sin tu cuerpo gigante
en mi cumpleaños.
porque sé que tus manos
se parecen a las ramas
del árbol más hermoso,
pero cada vez me toma
más trabajo traerlas
de vuelta desde ese
campo donde las cosas
hablan y hacen a la vez
el silencio.
porque en mi pequeño
mundo hay cuestiones
que están o deberían
estar fuera de todo
tiempo, a resguardo
de los días y su
chiste repetido de
memoria.
porque todavía espero
el teléfono y arrancar
para vera, mostrarte
fotos de lou y de los
gatos, o jugar a los
dados, lo que sea,
como si pudiera pasar
en cualquier minuto
cada vez
que me siento
a escribirte.