después vendría
la larguísima noche
de la lógica,
pero ¿a que éramos
felices cuando
la magia alcanzaba?
¿a que, al menos,
todavía éramos
inocentes?
ahora:
¿qué nos queda?
¿apretar el silencio
entre los dientes?
¿dejar puesta
la cabeza
en el futbolito?
¿criar recuerdos
como pájaros,
para darles
nombre y jaula?
no es sólo
clarín, que
sí miente.
es la realidad,
que no aparece.