domingo, 13 de agosto de 2017

bis

escuchábamos
queen comentando
sobre la estatura
interpretativa
de freddie mercury,
mientras el auto
de gallito se comía
las líneas blancas
de la autopista.

antes, me había
roto un dedo
de la mano del
diapasón en un
partido pésimo.
encima perdimos
lejos.

el asfalto parecía
un terciopelo negro,
las estrellas arriba
rompían la noche
en mil pedacitos
que uno debía
rearmar en su
cabeza.

freddie, animal,
iba entre las
notas sin esfuerzo
a medida que gallito
cortaba curvas,
metiendo cada vez
más distancia
entre capital
y nosotros.

dicho de otro modo:
casi todo parece
en su lugar.

está el frío de campo,
la mecha, sus dos lados
y la impermanencia.

lo que no está
es el pibe.