domingo, 23 de octubre de 2016

hogar

cuando d'alessandro
le dio con rosca
yo estaba sentado,
pero ya tenía
todo el peso
sobre los pies
para pegar
el salto.

al resto
del partido
igual
que al fin
de semana:

irregular, con
la sensación
de que lo perdés
todo en cualquier
descuido, incluso
adentro.

pero
cuando el cabezón
se paró adelante
de la pelota
y miró por encima
de la barrera,
ya está, pensé.

como si las emociones
pudieran anudarse
con palabras.

como que te presten
un nuevo par de pulmones
y aprender a respirar.

esos dos
o tres segundos
donde sabés
que es gol
pero el tipo
todavía
no pateó:

ahí quiero
hacer mi casa.

con puertas
y ventanas
abiertas
para siempre.