hace un frío que desborda
por todos lados y causa
pequeños desastres
en el cuerpo.
acabo de contar
sobre la vez que me puse
a moquear como un nene
cuando ale leyó un cuento
ahí en su casa, esperando
de mí algo parecido
a una corrección.
mientras espero a lou
parado contra la esquina
de juncal y uriburu,
algunos pedazos
del texto se repiten
cabeza adentro,
en esa música
tan particular
que tiene ale
cuando escribe.
no sé
qué cosas sean
ni la salud
ni la literatura,
pero de a ratos
pareciera que
compran la ropa
en el mismo lugar.