sobre una de las sillas
que usa como rascador.
hace un rato
que dejó de llover:
cuando pasa
el noventa y dos
las luces azules
y blancas
de su cartel
se refrescan
en los charcos,
junto al desorden
de hojas muertas
y aureolas de aceite.
el silencio,
después
del colectivo,
es tan pesado
que la cuadra
bien podría ser
una publicidad
de zolpidem,
o de algún libro
de autoayuda.