la noche está
por demás pegajosa
y manolo se pasó
de golpe al equipo
de los que no atienden
el celular.
su única virtud
era hacer exactamente
lo contrario.
no falla,
decía yo.
y recibía
amigos de lejos,
digo doscientos
kilómetros,
cosa así.
el tipo
a veces tarde,
es cierto,
pero siempre
se dejaba ver:
en auto, en motito,
a pata incluso.
ahora la noche
está pegajosa,
manolo no atiende
y tengo la sensación
creciente de estar
equivocado de plano
en todas las cosas
que creía entender
sobre el mundo.
seguro
en un rato
se me pasa,
pero ahora
me gustaría mucho
ser una planta,
o una piedra
a la vera
de un río.
en realidad,
firmo por cualquier
cosa que no tenga
nada que ver
con el lenguaje
y sus berretines.