lo único
que puedo perseguir
en estos días es a buda,
con la cámara de fotos
al cuello y la esperanza
de que deje de mover
de una vez por todas
la cabeza.
lo demás me llega
fragmentario y en voz
baja, como si hubiera
que cambiarle la pila.
eso o alguien estuvo
jodiendo con el tracking.
mientras la noche
hace y deshace
sus movidas
de preinfartos
y pasamanos,
los choferes
de colectivos
resoplan igual
que caballos
de paseo.
llueve
a cántaros:
pero mi boca
sigue siendo
mía.
sólo por hoy
voy a escribirme
todo el silencio
que necesite.