existe una línea
que una vez hecha
ya no puede
deshacerse nunca.
es lo que divide
el mucho
del demasiado,
ahí donde
se encuentran
la carcajada
y la convulsión.
pero no quiero
decir de eso.
en el instante
inmediatamente
anterior,
todas las cosas
se descuerpan,
pierden su anclaje
físico, se vuelven
pura paja de la cabeza
y empiezan a hacer
toda clase de caras.
justo ahí
tengo el punto
de partida al que
mi pensamiento
vuelve cada vez
que algo falla.
no que sea
una enfermedad
terrible, no tengo
médicos metiendo
veneno por mis venas
una vez por semana,
pero te quiero ver
desconociendo
hasta los más tuyos
como un perro ciego
amansado a garrotazos.