es como dice Vivian Gornick:
seguíamos creyendo en el amor,
pero estaba claro, cualquiera
podía equivocarse.
si se afina el ojo
en ciertas tardes de sol
todavía puede verse la línea
donde la ola de la primavera
llegó a su punto máximo
y empezó a retirarse:
éramos jóvenes
el mundo se abría
como una fruta madura
en la boca entre dientes.
las noches eran límpidas
al odio se le oponía nuestra ternura.
hoy nos queda sobre la espalda
el peso de todos los besos
a los que dijimos que no
las veces que no convidamos.
todo lo trunco
como una mochila de piedras
arqueando la espina
una fuerza que tiende
a cero sin jamás llegar
a tocarlo.
cicatrices y memorias
flores arrancadas
desde la raíz.
es como dice Gornick:
cualquiera podía equivocarse.
del desengaño
nunca te cuentan cómo
ni cuándo.