¡enfermera desatemé! dicen a los gritos lxs despiertxs por la noche. como si fuera posible ahorrarse las sogas, los barandales y la pichi. desde donde miro, todxs somos atadxs. en cuidados intensivos, la libertad ni siquiera se sospecha. a veces por los remedios molidos de mañana, vueltos polvo, el agua. polvo para el polvo, como si se pudiera volver a incendiar la ceniza, arder dos veces. arder también los gritos, las voces, las alucinaciones y así hasta la pereza que anida en la panza nueva de la lengua.
lo demás es ruido. medio de ajuste, o como de radio am con fallas en la sintonía fina. el cuerpo florecido de estupores y toda esa sobreproducción de saliva que engrupe la urgencia de decir con la carrera comisura abajo. así las cosas, también es ruido el deseo. del puro, pero bien apoyado en las mismas palabras más de mentir que de inventar puente, o camino.
no sé nada a ciencia cierta, pero creo que todo lo vivo del mundo físico cabe entero en una baguala. ojo: le puedo errar de medio a medio, pero a veces creo que la patria, el amor, en fin, todo lo importante va anclado fuerte en mis abuelxs. por ejemplo, en la foto esa donde se los ha inmortalizado bailando un valsecito criollo, probablemente del fuelle del primo adrián, seguro durante un cumpleaños de la bisabuela emilia. esa foto sirve para contestar varias preguntas, ejemplo la que titula el mejor libro de carver. creo que todo este asunto de la patria viene a cuento porque, de algún modo, que yo hoy duerma en esta cama con correas supone una falta, o una mala lectura en esa esfera. locx es quien no puede acceder a los significados más elementales, a los afectos que van ahí cifrados. locx quien no reconoce su nombre, su historia. pero no estoy loco, no me interesa pedir ayuda. mi patria es escriña, el amor son mis abuelos. y si fuera importante saldo la cuestión del deseo con ese acto de magia, ahí en la foto, donde las miradas de mis abuelxs se cruzan en un punto invisible, pero superior en catadura física a cualquier versión del mundo. se miran, ellxs. se ven. así, todo resulta más que suficiente.
antes que loco, mucho antes, soy nieto de la élida y el juan, arquero, hincha de zitarrosa, atahualpa y river. más que en ésta o aquella función del cerebro, es ahí donde tengo bien en un puño la vida: el amor, la perternencia, una senda irregular y algunos yuyos que, como aprendí del abuelo, te apagan la sed durante horas si les masticás las raíces.