recién,
en el patio,
convulsionó
un compañero.
otro lo atajó antes
de que se partiera
la cabeza.
pienso
en la fragilidad:
ahora estás
hablando
boludeces,
ahora fuera
del mundo,
pelados
y pataleando
los cables
del cerebro.
acá no importa
si el cuerpo, o
si el cuerpo no.
esa lengua
que pega
la vuelta
somos
todos:
primero
el silencio.
y al toque
el delirio,
chiste que
sólo funciona
pal que lo hace.