ya no
hay nadie
en el espejo
de la pieza
donde solías
mirarte
mientras yo,
del otro lado,
puteaba entre
dientes por
la demora.
ahora todo
se llenó
de silencio:
le peleo con
Don Alfredo,
pero igual
se hace difícil
sobre todo
cuando los
gatos te buscan
por la casa,
como si
hubieras
ido nomás
al chino
y estuvieras
al caer.