ordeno la casa.
hago canciones
de tres acordes.
cambio con
regularidad
las piedras
de los gatos
y les lleno
los platitos.
escucho chamamé
de manos de los nuñez,
no digo tu nombre,
fumo en el balcón,
duermo dieciséis
horas corridas
y después
la siesta.
está claro:
hacer listas
no va a curar
la ausencia,
pero
son éstas
las cosas
que hago
a medida que
acostumbro
el cuerpo
a no esperarte.