voy a escribir
la historia
de lo que podría
haber sido:
ir a vera
al menos
una vez
por semana,
jugar a los
dados, o a
la escoba
del quince,
acordarnos
del abuelo
y de la gente
de escriña.
eso,
o dilucidar
la tos
del alemán
que te picoteaba
la cabeza.
siempre
con amor
franco,
de ese
anterior
a las palabras:
el cuerpo
abierto,
la mente
aniquilada
por la experiencia
sensible.
así,
extrañarte
es pegarle
la vuelta
a los tiempos
verbales.
darte
un presente.