viernes, 9 de junio de 2017

cuchara de mezclar


vas a tener
que estar
un tiempo
sin mentir,
dijiste
como hamacando
las palabras
y la desconfianza.

después
te corriste
el pelo
de la cara
en un gesto
delicadísimo
y terminaste
el cigarrillo
con la vista
en la calle.

yo, que sabía
lo imposible,
prometí todo
con pelos
y señales.

no que quiera
justificarme,
pero hacía frío:

parecían días
de matar o morir,
con el sudor
bien ganado
como única
casa posible.

después
lo arruiné.
aunque ahora
no pueda
recordar de qué
manera.

en la fábula
del escorpión
y la tortuga,
yo sería
el río.