mi vecino
es igual
a bob
de twin peaks.
tanto que, a veces,
al mirarme en el espejo
del baño, temo al impulso
de romperlo con la frente
y verlo a él, ahí, riéndose
en el lugar de mis dientes.
mi vecino
fuma porro
sólo si antes
prende sahumerios
nag champa,
sin dejar nunca
de retar a su perra,
una pitbull
que vive ahí
presa en ese black
lodge que ha de ser
el departamento
de al lado.
nuestra relación
está bien así:
él amenaza con llamar
a la policía
cuando le molestan
los ruidos de casa.
yo nunca saludo,
pero le hago
estos homenajes
que en realidad
son para el tipo
que en la serie
actúa de sordo.