mientras la noche
tose taxis y travestis,
mis sillas crujen.
en la esquina
un vigi busca
con los ojos,
a ver dónde
se esconde
el signo pesos
que le arregle
el humor,
el viejo
del kiosco
vende birra,
pero ni
se cruzan.
buda maúlla
y rasca el vidrio
con las uñas:
cuando le abro
la ventana,
se queda
acá, del lado
de adentro.
algo debemos
estar haciendo
bien en casa.
digo:
que el gato
no se arrepienta
de habernos
adoptado
ya es un comienzo.