martes, 5 de abril de 2016

otro para el juan

cada vez
que iba a tablada
a ver a los abuelos,
me quedaba horas
en el taller del viejo
clavando maderas
entre sí:

en mi
imaginación
hacía muebles.

en la realidad,
un gastadero
inconducente
de materiales.

desde chico,
el abuelo juan
me prestaba todas
sus herramientas,
incluso esas
con filo que
no suelen
darse a
los nenes.

ahora que ya
no existen
ni el abuelo
ni la casa,
pienso que
escribir
reemplazó
en cierto modo
lo de jugar
al carpintero:

en ambos casos
el resultado
no sirve
en absoluto,

pero muchas
veces no existe
mejor forma
de atravesar
el día.