lunes, 28 de marzo de 2016

walter white pero antes

parece
que si apretás
demasiado
la tristeza
dentro del cuerpo,
se transforma.

no sé si hay
regla para cada
caso particular,
sí estoy seguro
que se vuelve
otra cosa,
a veces más
a veces menos
compleja.

a veces cambia
en algo
de una naturaleza
tan distinta que
una cuantificación
de mejor o peor
resulta imposible.

también dicen
que la fiesta
se paga.
y casi siempre
es cierto.

igual,
el otro día
en entre ríos,
mientras en la mesa
ella hacía un elogio
de la conducta
a la hora
de comer y afines,
el ñato le contestó
con su dulzura
de siempre:
te morís igual,
nelly.

enseguida
nos reímos
todos.

ahora pienso
que no sé
si sonará
tan gracioso
a los ochenta
y tantos
de los tíos.

de todas formas,
ellos
brillaban
a cara entera.

***

juan carlitos
está desapareciendo
día tras día
adelante de todos.

cada vez
que empieza
a toser
decís ya está
es acá.

o puede
ser que me dicte
un poco de más
el miedo.

cuando lo invité
a conocer casa,
él contestó
con calma:

espera, ahora
que me mejore
tantito.

el loco
vive acá
hace como
tres mundiales
y todavía
no se le caen
los localismos
mejicanos.

en el momento,
terminé el pucho
rápido y me fui
a parar solo
al patio.

ahí nomás
me sacudió
la certeza,

como si alguien
destrozara
un vaso contra
una pared
pecho adentro:

miedo tenés
si podés
perder algo.

entregarse
es todavía más allá:
usar después
para hablar
de lo que no.