parece
que si apretás
demasiado
la tristeza
dentro del cuerpo,
se transforma.
no sé si hay
regla para cada
caso particular,
sí estoy seguro
que se vuelve
otra cosa,
a veces más
a veces menos
compleja.
a veces cambia
en algo
de una naturaleza
tan distinta que
una cuantificación
de mejor o peor
resulta imposible.
también dicen
que la fiesta
se paga.
y casi siempre
es cierto.
igual,
el otro día
en entre ríos,
mientras en la mesa
ella hacía un elogio
de la conducta
a la hora
de comer y afines,
el ñato le contestó
con su dulzura
de siempre:
te morís igual,
nelly.
enseguida
nos reímos
todos.
ahora pienso
que no sé
si sonará
tan gracioso
a los ochenta
y tantos
de los tíos.
de todas formas,
ellos
brillaban
a cara entera.
***
juan carlitos
está desapareciendo
día tras día
adelante de todos.
cada vez
que empieza
a toser
decís ya está
es acá.
o puede
ser que me dicte
un poco de más
el miedo.
cuando lo invité
a conocer casa,
él contestó
con calma:
espera, ahora
que me mejore
tantito.
el loco
vive acá
hace como
tres mundiales
y todavía
no se le caen
los localismos
mejicanos.
en el momento,
terminé el pucho
rápido y me fui
a parar solo
al patio.
ahí nomás
me sacudió
la certeza,
como si alguien
destrozara
un vaso contra
una pared
pecho adentro:
miedo tenés
si podés
perder algo.
entregarse
es todavía más allá:
usar después
para hablar
de lo que no.